jueves, 15 de noviembre de 2012


Este es un cuento sin edición  en realidad es algo que hacemos mucho quería escribir, solo lo escribí para mi, pero se los comparto 



Ella era una felina  se hacía llamar Liz Julieta,  sus ojos expresivos desentonaban en una cara sin emociones, le gusta esconderse y alejarse del mundo, solo para mirar a la luna que le daba la tranquilidad. En la noches solía vagar  en las azoteas, recorría la cuidad de un salto, sentía que en  la noche se podía mimetizar para  sacar su verdadera naturaleza cazadora,  era difícil poder atraparla casi nadie lo había logrado, pero siempre lograba salir.
     De día tomaba su aspecto humano para convivir en la sociedad, poder acceder a los alimentos con mayor facilidad, siempre le apetecía tomarse un rico y humeante café, en una biblioteca donde le gustaba charlar con un anciano que tenía un acento que le permitía arrastrar las palabras, su modo de hablar le gustaba tanto que secretamente ronroneaba para ella.  De niña vivió como una humana rodeada de gatos que le compartieron sus secretos sobre el mundo, siempre fue enigmática solo háblalo lo necesario, pero  en su imaginación podría construir mundos que era para  ella.
     Una noche mientras dibuja en sus cuadernos los sueños que había tenido en aquel mundo que solía visitar en su imaginación, un extraño entró por la ventana de su cuarto y la vigiló por horas, sigilosamente seguía sus pasos, sus pies eran demasiado ligeros que Julieta no se percataba aquel ser la rodaba,  Aquella noche como todos los días ella se disponía a dormir, el ser que la vigiló por horas salió de su escondite para convertirla a ella en una felina como él, ella no se dio cuenta cuando el ser que resultó ser un gato la hechizo para que pudiera tener las dos formas, la felina y la humana,
    El no le pidió nada a cambio ni le pregunto si lo podía hacerlo, solo quiso darle un regalo a una persona que tenía  ese gusto por los gatos.  A partir de ese día Liz Julieta  se convirtió en una vagabunda, en un ser que tenía la capacidad de ser humana y gato,  le encantaba devorar a las presas, robar el alimentos de los supermercados, destruir las casa,  visitar museos en la noche cuando nadie estaba ahí, se volvió un delincuente felino,  unos de sus pasatiempos era entrar a casa extrañas y destruirlos,  a ella se le hacía muy difícil poder controlar los instintos que había adquirido y su parte racional y humana cada día iba desaparecido sin saber

Aquella noche esa felina  había rondado mi casa, ya la había visto caminar sigilosamente por la barda que divide el patio de mi cocina, aquella noche le deje un poco de leche y algo de carne, tenía un gran deseo de acariciar a esa felina que por una extraña razón tenía toda mi atención, lo que jamás imagine fue que como un vándalo punketo anarquista entraría a mi habitación y rompería todo a su paso, devoraría mis peces y arruinaría la composición del mundo que había creado como un hogar.
    Eso se había convertido en algo personal necesitaba cazar a esa gata,  pase horas y horas imaginando planes de hacerla caer en un trampa, tenía que ser un plan sin fallas un felino no volvería rodar mi vivienda si supiera mis intensiones de atraparla, no podía haber errores. Así que continúe dejándole comida en el patio de mi hogar, los primeros días ella  no apareció, las semanas les siguieron y por un momento pensé que no volvería pero aquel ser  una noche apareció rodeada de esa magia que podía capturar mi pensamiento era como si el mundo me dijera que en ese gato había algo especial, una especie de lazo y sin que se lo espera fingí salir de mi hogar, el felino había entrado a mi casa para repetir el ritual.
     Lo que nos tomo por sorpresa esa noche ambos fue descubrí el secreto de ese ser, el gato no era tan felino, su esencia  era humana  y a los humanos se les puede capturar con una serie de artimañas, lo que no podía creer es que tenia ante mí a una niña disfrazada de felina, un pequeño indefenso con una alma corrompida  y a ella le tomo por sorpresa que yo lo hubiera capturado.
Los días que le siguieron fueron extrañamente divertidos la tenia atada en mi habitación, me gustaba contemplarla, olerla, hacerle entender que ahora era mi prisionera, pero esa felina no tenía la intensión de serlo, me arañaba,  gruñía, cambiaba su forma constantemente, quiso engañarme repetidamente veces, apelaba mi humanidad tomando su forma infantil, a estas alturas no sabía si la niña/adolecente era su verdadera forma o aquel aspecto felino,  no me hablaba aunque yo pase hora y horas charlado con ella o que  lo pensaba que era.
     Una tarde mientras me fumaba un cigarrillo color violeta, la mire con quien  mira un juguete, no sabía si tenía conciencia de ser o si tenía lenguaje articulado, pero aquellos ojos cafés me hipnotizaban, tenia tantos deseos de abrazarla y sacar ese lado humano que no parecía poseer, me hinque para besar su mejillas que jamás creí que ella me soltaría un zarpazo en la cara, me mordería con tal violencia que lo único que reaccione hacer fue tomarla entre mis brazos y azotar sus nalgas con fuerza y de sus labios un pequeño gemido salió y me dijo,  no por favor no,   con un voz infantil  que me hizo comprender que me encontraba frente a un ser pensante,  sin responderla la jale contra mi cuerpo y la seguí azotando, un extraño hechizo me dominó no me di cuenta cuando la había bajando las bragas y la tenía sobre mis piernas, ella sosollaba como un pequeño humano y mi mano solo se movía sobre su piel desnuda, sobre el cuerpo que se  hacía  para delante y hacia atrás, su culo era suave e iba adquiriendo colores que  me parecía exquisitos,   sin pensarlo realmente  tome un cinturón que tenía cerca de mí  y continúe con el ritual, me sorprendió escucharme decirle que era un castigo por la vida que llevaba y  sin saber porque la solté y deje que se fuera, y puede ver como esa forma humana volvía aquel ser sin antes decirme  aun no lo controlo del todo.
      Han pasado unos días de ese encuentro, ella sigue visitándome en su forma felina, devora sus alimentos, a veces toma ese lado humano, infantil que tienen pero aun no se anima a volver a mi casa.

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