Este es un cuento sin edición en realidad es algo que hacemos mucho quería escribir, solo lo escribí para mi, pero se los comparto
Ella era una felina se hacía llamar
Liz Julieta, sus ojos expresivos
desentonaban en una cara sin emociones, le gusta esconderse y alejarse del
mundo, solo para mirar a la luna que le daba la tranquilidad. En la noches
solía vagar en las azoteas, recorría la
cuidad de un salto, sentía que en la
noche se podía mimetizar para sacar su
verdadera naturaleza cazadora, era
difícil poder atraparla casi nadie lo había logrado, pero siempre lograba
salir.
De día tomaba su aspecto humano para
convivir en la sociedad, poder acceder a los alimentos con mayor facilidad,
siempre le apetecía tomarse un rico y humeante café, en una biblioteca donde le
gustaba charlar con un anciano que tenía un acento que le permitía arrastrar
las palabras, su modo de hablar le gustaba tanto que secretamente ronroneaba
para ella. De niña vivió como una humana
rodeada de gatos que le compartieron sus secretos sobre el mundo, siempre fue
enigmática solo háblalo lo necesario, pero
en su imaginación podría construir mundos que era para ella.
Una noche mientras dibuja en sus
cuadernos los sueños que había tenido en aquel mundo que solía visitar en su
imaginación, un extraño entró por la ventana de su cuarto y la vigiló por
horas, sigilosamente seguía sus pasos, sus pies eran demasiado ligeros que
Julieta no se percataba aquel ser la rodaba, Aquella noche como todos los días ella se
disponía a dormir, el ser que la vigiló por horas salió de su escondite para
convertirla a ella en una felina como él, ella no se dio cuenta cuando el ser
que resultó ser un gato la hechizo para que pudiera tener las dos formas, la
felina y la humana,
El no le pidió nada a cambio ni le
pregunto si lo podía hacerlo, solo quiso darle un regalo a una persona que
tenía ese gusto por los gatos. A partir de ese día Liz Julieta se convirtió en una vagabunda, en un ser que
tenía la capacidad de ser humana y gato, le encantaba devorar a las presas, robar el
alimentos de los supermercados, destruir las casa, visitar museos en la noche cuando nadie
estaba ahí, se volvió un delincuente felino,
unos de sus pasatiempos era entrar a casa extrañas y destruirlos, a ella se le hacía muy difícil poder controlar
los instintos que había adquirido y su parte racional y humana cada día iba
desaparecido sin saber
Aquella noche esa felina había rondado
mi casa, ya la había visto caminar sigilosamente por la barda que divide el
patio de mi cocina, aquella noche le deje un poco de leche y algo de carne, tenía
un gran deseo de acariciar a esa felina que por una extraña razón tenía toda mi
atención, lo que jamás imagine fue que como un vándalo punketo anarquista entraría
a mi habitación y rompería todo a su paso, devoraría mis peces y arruinaría la composición
del mundo que había creado como un hogar.
Eso se había convertido en algo personal necesitaba cazar a esa gata, pase horas y horas imaginando planes de
hacerla caer en un trampa, tenía que ser un plan sin fallas un felino no volvería
rodar mi vivienda si supiera mis intensiones de atraparla, no podía haber
errores. Así que continúe dejándole comida en el patio de mi hogar, los
primeros días ella no apareció, las
semanas les siguieron y por un momento pensé que no volvería pero aquel ser una noche apareció rodeada de esa magia que podía
capturar mi pensamiento era como si el mundo me dijera que en ese gato había algo
especial, una especie de lazo y sin que se lo espera fingí salir de mi hogar,
el felino había entrado a mi casa para repetir el ritual.
Lo que nos tomo por sorpresa esa noche ambos fue descubrí el secreto de ese
ser, el gato no era tan felino, su esencia
era humana y a los humanos se les
puede capturar con una serie de artimañas, lo que no podía creer es que tenia
ante mí a una niña disfrazada de felina, un pequeño indefenso con una alma
corrompida y a ella le tomo por sorpresa
que yo lo hubiera capturado.
Los días que le siguieron fueron extrañamente divertidos la tenia atada en
mi habitación, me gustaba contemplarla, olerla, hacerle entender que ahora era
mi prisionera, pero esa felina no tenía la intensión de serlo, me arañaba, gruñía, cambiaba su forma constantemente,
quiso engañarme repetidamente veces, apelaba mi humanidad tomando su forma
infantil, a estas alturas no sabía si la niña/adolecente era su verdadera forma
o aquel aspecto felino, no me hablaba
aunque yo pase hora y horas charlado con ella o que lo pensaba que era.
Una tarde mientras me fumaba un cigarrillo color violeta, la mire con quien
mira un juguete, no sabía si tenía
conciencia de ser o si tenía lenguaje articulado, pero aquellos ojos cafés me
hipnotizaban, tenia tantos deseos de abrazarla y sacar ese lado humano que no parecía
poseer, me hinque para besar su mejillas que jamás creí que ella me soltaría un
zarpazo en la cara, me mordería con tal violencia que lo único que reaccione
hacer fue tomarla entre mis brazos y azotar sus nalgas con fuerza y de sus
labios un pequeño gemido salió y me dijo, no por favor no, con un
voz infantil que me hizo comprender que
me encontraba frente a un ser pensante, sin responderla la jale contra mi cuerpo y la seguí
azotando, un extraño hechizo me dominó no me di cuenta cuando la había bajando
las bragas y la tenía sobre mis piernas, ella sosollaba como un pequeño humano
y mi mano solo se movía sobre su piel desnuda, sobre el cuerpo que se hacía
para delante y hacia atrás, su culo era suave e iba adquiriendo colores
que me parecía exquisitos, sin pensarlo realmente tome un cinturón que tenía cerca de mí y continúe con el ritual, me sorprendió escucharme
decirle que era un castigo por la vida que llevaba y sin saber porque la solté y deje que se fuera,
y puede ver como esa forma humana volvía aquel ser sin antes decirme aun no lo controlo del todo.
Han pasado unos días de ese encuentro, ella sigue visitándome en su forma
felina, devora sus alimentos, a veces toma ese lado humano, infantil que tienen
pero aun no se anima a volver a mi casa.
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